Volvemos con mi esposa a casa. De no sé dónde, de algún lado. Circulamos por calle Mendoza, como tantas veces hacemos, derechito hacia nuestra madriguera. Pero con una particularidad: lo hacemos en monopatín. Y ese fue todo el sueño.
Sí, más idiota, imposible.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Varias veces se me ocurrió poner por escrito mis sueños y así ver qué tontos y sin sentido son. Me ganaste de mano. Seguí posteando!
Gracias Sil, hasta que me aburra de esto, pienso seguir.
Además tiene una ventaja: cuando se me ocurra ir a un psicólogo, en vez de gastar horas contándole mis sueños, imprimo el blog y que lo analice en su casa! ja!
Saludos.
Publicar un comentario