sábado, 30 de mayo de 2009

Sueño recurrente I: Pasados paralelos

El siguiente es uno mis sueños más raros, y que más repito, aunque nunca de la misma manera. El escenario siempre es el mismo, una especie de palacio inmenso, devenido en un extraño laberinto de pasado. Este tipo de sueño es alguna clase de introspección, en donde recorro los distintos salones de esta fortaleza, y me encuentro con personas o cosas que formaron parte de mi vida. A veces paseo por este lugar fantástico de una manera apacible, disfrutando de la experiencia, deteniéndome en cada lugar para interactuar con lo que allí encuentro. Otras veces, mi estadía es más agitada. Recorro el laberinto huyendo de algo, o persiguiendo algo que nunca alcanzo. Y en cada lugar vivo sensaciones y experiencias inexplicables.
Estoy en el interior del palacio, que refugia -en esta ocasión- mis años de escuela primaria. Me encuentro ahí con gente que no veo desde hace más de veinte años: amigos, profesores, personas del barrio en donde nací. Algunos me conocen, y están como los recuerdo de aquella época. Otros, son construcciones que realiza mi mente sobro cómo serían hoy si los viera. A veces esas personas son muy agradables. Tenemos largas charlas sobre lo que fue, sobre lo que pasó, o sobre lo que será. Reimos y compartimos buenos momentos. Pero no todos son así. Algunos me temen, y se escapan de mí, sufren. Otros, me atormentan, buscan algo que no les puedo dar. Cuando la situación se hace insostenible, me alejo de la escena, y corro hacia otro sitio de ese laberinto gigante.
A veces -por ejemplo- desciendo a zótanos secretos y oscuros. Huelo la humedad, adivino que hace mucho tiempo nadie pasa por allí. Entonces, me encuentro a mí mismo babeando, encadenado al piso, deforme, mugriento, sin saber hablar ni comunicarme. Ese otro yo me mira con ojos de perro golpeado, suplicando un hueso, o una caricia. Me quisiera ayudar, pero la impresión y la mezcla de susto y pena me lo impiden. Razono que estoy soñando, aunque la imagen es demasiado fuerte como para lograr que se esfume así nomás, cambiando a otro sueño. Todo lo que puedo hacer es dejar atrás ese recinto, y lo hago lo más rápido posible.
Cuando me retiro de ese lugar, tomo una bocanada de aire y salgo hacia una especie de patio interno del gran palacio. El cielo está nublado y tormentoso, siento que estar ahí es una suerte, casi un lujo. Es un lugar precioso, pero peligroso, no puedo permanecer por mucho tiempo, tengo que volver a entrar a otro salón, esperando encontrarme con algo más feliz. A veces lo logro, quizás me encuentro con una habitación en la que están mis amigos, o mi familia. Puede ser mi esposa, que me cobija en sus brazos calientes, que me llena de besos o de caricias. A veces -también- me puedo encontrar con todas mis ex novias. Algunas se me ofrecen abiertamente, como si el tiempo no hubiera pasado. Están hermosas, sonríen encantadas. Algunas me rechazan, o me ignoran. Dependiendo del desarrollo del sueño me quedo más o menos tiempo en cada lugar, pero en ninguno demasiado. Es como una maratón frenética, en la que siempre hay que seguir avanzando hacia el próximo nivel.
En este tipo de sueños soy yo mismo, aunque ciertamente en diferentes etapas de mi vida. A veces vuelvo a tener nueve años, otras vuelvo a ser adolescente, e incluso en otras ocasiones protagonizo mi propio sueño siendo mayor de lo que soy, o directamente un viejo. En cada uno de los lugares adonde llego, me encuentro con situaciones diferentes, que casi siempre tienen que ver con mi pasado, real o imaginario. Muchas veces tengo la sensación de tener que finalizar cuestiones pendientes, que por alguna razón no puedo descubrir en qué consisten. Entonces eso me atormenta bastante. Despierto agitado, más cansado que antes de dormir. Otras, en cambio, siento que sea lo que sea, cumplí con lo que tenía que hacer, que terminé mi misión satisfactoriamente, que nada dejé en el pasado fuera de su lugar, y despierto con una sensación de paz y bienestar que se llega a prolongar durante todo el día.
Ese es el resumen de mi sueño más recurrente, con millones de variaciones dependiendo de qué habitación recorra. Casi nunca repito un encuentro en esa fantástica fortaleza, si bien el escenario es casi el mismo, las situaciones con las que me encuentro siempre son diferentes, solo el mecanismo se repite, y la consciencia y el recuerdo de otros sueños similares, que siguen un mismo patrón, un paralelismo entre mi vida real y mis vivencias oníricas.
No quiero indagar sobre el significado de este tipo de sueños. Ya lo tengo asimilado como algo natural, y sea lo que sea que signifiquen, estoy seguro que tarde o temprano se me dará a conocer. Por ahora, no tengo apuro.

martes, 20 de enero de 2009

Me pongo al día

Uff... mucho tiempo sin postear nada. Los motivos no importan. Y si importaran, serían tema para otro blog que se ocupe de "motivos". Este blog se ocupa de sueños, y eso es lo que debo contar.
En fin, como sería imposible reproducir todos los sueños que he tenido (bah, imposible no sería, pero sí muy tedioso e improductivo) voy a comentar sólo los tópicos que más se repitieron:

Violencia y persecuciones: Lo tradicional, patadas, tiros, corridas, escapes, etc. Son los sueños que menos me gustan. En parte porque en la vida real soy muy pacífico, y además porque nunca son demasiado claros, como dice la canción de divididos: "Puedo ver, pero no sé. Es que todo está muy rápido acá".

Terror: Esos sí me gustan. También son confusos, pero el género lo amerita, y siempre rescato algunos recuerdos interesantes.

Animales: Fundamentalmente reptiles y ofidios. Pero también perros, y otras cosas peludas.

Sexo: Uno de los tópicos más recurrentes. No ampliaré al respecto porque este es un blog ATP... (¿?). Pero qué lindos sueños!!!

Muertos vivos: Así escrito suena como si hablase de zombies, apestosos seres que se desplazan lastimosamente en busca de cerebros para comer. Pero no, de haber sido así hubieran entrado en la categoría de "terror". Con muertos vivos me refiero a familiares fallecidos, gente que quise mucho, y a veces regresan en mis sueños tal como los recuerdo, y tenemos conversaciones fabulosas, aún sabiendo yo que hace años están del otro lado.

Sueños recurrentes: Son los que se repiten una y otra vez, con alguna mínima variante. Ya escribiré algo al respecto, merecen un post aparte.

Misceláneas: También tuve sueños que son absolutamente imposibles de etiquetar. Son sólo cosas que pasan, colores, imágenes, ruidos, whatever.

Por ahora eso es todo, nos vemos la próxima. Quédense en este canal.

martes, 22 de julio de 2008

Uno de acción

Salgo de algún negocio, creo que era una ferretería, o algo así, no recuerdo bien, no es lo importante. Voy a buscar mi auto, el cual compré hace una semana, y lo encuentro con la alarma sonando, las puertas abiertas, y las cerraduras visiblemente violentadas. Corto la alarma, y hago una recorrida alrededor del vehículo, para evaluar los daños. En eso se acerca un hombre de unos cuarenta años, con un sobretodo gris, acusándome de querer robarle su auto (MI auto). Le digo que no, que yo lo compré hace poco, pero no me cree nada, dice que va a llamar a la policía, y empieza a hacer un escándalo.
Ok, digo yo, llamemos a la policía entonces! Pero no, en vez de uniformados, empiezan a venir siete u ocho tipos (muy lejos de ser agentes de la ley) para darme una paliza a mí y zapatearme el auto, con palos y botas con punta de acero.
Al mejor estilo Matrix, me las arreglo y les pego a todos juntos (sí, a veces en sueños soy re peleador... je). Parece que todos pelearan en cámara lenta. Sus movimientos son muy torpes, y yo vuelo repartiendo patadas en el aire. Tengo para todos, que sigan viniendo. Pero algo no funciona. Son cada vez más los que se me vienen encima, y tanto defenderme de los golpes y knockear enemigos, mis fuerzas van disminuyendo...
Al fin, logran someterme, entre todos me inmovilizan. El cuarentón del sobretodo, refiriéndose al auto dice "si no es mío no va a ser de nadie más, rómpanlo todo, muchachos"
Empiezo a los gritos, volviendo a mi plan original... "Llamen a la policía, llamen a la policía!". Diciendo esto, busco en mi celu el número de Daniel, el abogado de la empresa en donde trabajo, porque siempre queda lindo gritar... "Alguien que llame a mi abogado! Llamen a mi abogado!"
En ese momento, el celu efectivamente comenzó a sonar, pero era la alarma de las 7.15hs.
Mi auto descansaba en su lugar, sano y salvo, lejos de cualquier tipo con sobretodo, o de cualquier vándalo con zapatos de acero.
Ese día me desperté y fui a trabajar contento.

jueves, 26 de junio de 2008

Blanco fácil

En este sueño soy yo mismo, ni una rana de video juego, ni un alter ego de película de terror, ni nada por el estilo: Soy yo. Y estoy mirando televisión. Lo que veo es un programa pseudo periodístico y amarillista. No recuerdo quién es el entrevistardor... mmm... digamos, Chiche Gelbung, o alguien de esa calaña. Lo que sí recuerdo es quién es el entrevistado: un estafador profesional. Un oportunista, un contador de cuentos del tío. El caballero explicaba -con lujo de detalles- todos los pormenores de su oscura profesión. Decía que antes de actuar, seleccionaba cuidadosamente a su víctima, que debía ser "un pichón", según sus propias palabras. Chiche le preguntaba cómo se daba cuenta de quién era "pichón" y quién no. A lo que este malandra le respondió: -Hay signos inequívocos. Actitudes, gestos, maneras de moverse, que me identifican quien será una víctima perfecta para mis fechorías. Por ejemplo, si estoy en un supermercado, el que compra estas galletitas, es como si tuviera un cartel colgado: "PICHON, Estáfeme tranquilo, soy un blanco fácil".
Diciendo ésto, mostraba a la cámara un paquete de galletitas dulces, tipo "Pepas", de esas redonditas, que tienen membrillo en el centro. De esas que tanto me gustan a mí, y que cuando faltan en mi casa me agarra síndrome de abstinencia.
Pensé, Horror! Soy el blanco perfecto para cualquier timador!
Ok, ni soñando dejaría de comprar esas galletitas. Solo que de ahora en adelante voy a tener mucho más cuidado en dónde comprar, y pasar lo más desapercibido posible...

Cómo? Que necesito un psicólogo? Ahh... si.

miércoles, 25 de junio de 2008

16 BIT

Soy una rana.

Pero una rana con superpoderes, que camina erguida sobre sus patas, usa armas que disparan rayos láser, y avanza sorteando toda clase de obstáculos, esquivando las trampas del enemigo. No estoy solo, voy con mi cuñado -que es otra rana- y me ayuda en la misión. Cuál es la misión? Adónde nos dirigimos? No está muy claro, no hay tiempo de pensar, si nos detenemos nos alcanzan los disparos.

Las sensaciones son muy reales, todo es bastante paranoico. Lo que está bueno es que tenemos una súper fuerza, y damos saltos increíbles. De un golpe, somos capaces de derribar tres o cuatro enemigos, muros enormes, o vehículos voladores. Eso sí, cuando me alcanza algún láser, no me mata, pero me produce en el cuerpo un shock eléctrico que resiente todas mis terminaciones nerviosas, como si me aplicaran la descarga de un magi-clic gigante. Cuando esto sucede, siento que la energía se me acaba. Tengo que conseguir más energía, y seguir avanzando. Solo seguir avanzando, hasta que llegue el Monstruo Mayor, el que está al final del nivel. Si tenemos suerte, derrotamos al Monstruo, y después no sé qué sigue. Si no, morimos en el intento.

sábado, 21 de junio de 2008

Fool trip

Volvemos con mi esposa a casa. De no sé dónde, de algún lado. Circulamos por calle Mendoza, como tantas veces hacemos, derechito hacia nuestra madriguera. Pero con una particularidad: lo hacemos en monopatín. Y ese fue todo el sueño.
Sí, más idiota, imposible.

jueves, 19 de junio de 2008

Uno de terror

Estoy en mi casa, que es una especie de mansión, inmensa. No muy lujosa, pero dejaba ver que en algún tiempo pasado sí lo fue. Me acompañan Luciano (un amigo a quien hace muchos años que no veo), y mi prima. Sé que tengo que estar en otro lado, pero me entretengo deliberadamente con los dos. Hago tiempo, hay mucha gente que me está esperando en otro lado. Permanentemente suena mi celular. No atiendo, sé quién me llama, voy a ir, pero todavía no es el momento. Empieza a sonar también el fijo de la casa. Mis acompañantes me dicen que ya debería ir, que se está haciendo muy tarde, y puede ser peligroso. Ok, decido que tienen razón. Junto valor, y salgo.
Fuera de la casa hace frío. Es de noche, más bien de madrugada. La calle es de tierra, hay zanjas y está todo embarrado. Cuando ya estoy a varios metros de la casa, sucede lo que temía. Una horda de mujeres fantasmas me atacan. Todas me gritan, culpándome por la muerte de sus bebés, queriendo deshollarme el cuello, con mordiscones y arañazos. Estoy muy asustado, les digo que yo no tuve la culpa de nada, que están atacando a la persona equivocada, pero no hacen caso, se enfurecen cada vez más. Al principio intento defenderme, pero -para mi sorpresa- no pueden tocarme. Buscan hacerme daño, pero sus uñas y dientes son etéreos, me atraviesan sin el menor efecto.
Trato de ignorar sus súplicas y sus insultos. Poco después, son cada vez menos los espectros que me acosan, al ver que no me producen nada, van desistiendo de sus actos. Me alejo de la escena, me dirijo hacia el lugar donde me están esperando... pero nunca llego, me desperté justo entonces.